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7 errores que están matando tu reloj mecánico (y cómo evitarlos ya)
7 errores que están matando tu reloj mecánico (y cómo evitarlos ya)

Puede que tu reloj funcione perfectamente hoy… pero ¿qué pasará en 3 años si no lo cuidas como se merece? Un reloj mecánico no es solo una máquina: es una pieza de arte en movimiento, con engranajes que laten como un corazón. Y como todo corazón, necesita cuidados. Aquí te contamos los errores más comunes que pueden acortar su vida útil (y cómo solucionarlos ya mismo).

 

1. Guardarlo cerca de imanes

Los campos magnéticos pueden interferir directamente con los componentes metálicos del escape y del volante, dos de las piezas más sensibles del mecanismo. Cuando esto sucede, el reloj puede adelantar, atrasar o incluso detenerse.

Muchos objetos cotidianos como altavoces, móviles, tablets, bolsos con cierres imantados o incluso algunos muebles pueden emitir campos magnéticos capaces de afectar la precisión de tu reloj. La solución es sencilla pero crucial: almacena tu reloj en un lugar sin fuentes de magnetismo y, si viajas, lleva una caja protectora adecuada.

Algunas marcas incluyen protección antimagnética en sus movimientos, como el Ball Engineer III, que están diseñados para resistir entornos industriales o situaciones extremas. Elegir bien también es cuidar bien.

 

2. No darle cuerda si no lo usas

Un reloj mecánico automático funciona gracias al movimiento del rotor, que se activa con el movimiento de tu muñeca. Si no lo usas durante mucho tiempo, los aceites internos que lubrican las piezas pueden estancarse o deteriorarse, provocando un desgaste acelerado al volver a usarlo.

Si tienes varios relojes o simplemente no usas uno con frecuencia, lo ideal es darle cuerda manualmente al menos una vez cada dos semanas. Otra opción más avanzada es usar un winder, un dispositivo que mantiene el reloj en movimiento para evitar que se detenga. Esto no solo alarga la vida útil, también mantiene la precisión.

Recuerda: un reloj parado no se conserva mejor. Se deteriora en silencio.

 

3. Ajustar la fecha en el momento equivocado

Una de las averías más comunes en los calendarios de relojes mecánicos ocurre al ajustar la fecha durante las horas de cambio automático. Entre las 21:00 y las 3:00, el mecanismo interno comienza su transición para cambiar la fecha, y forzarlo en ese momento puede dañar irremediablemente las ruedas del calendario.

La regla de oro es simple: si vas a ajustar la fecha, mueve primero las agujas a una hora segura (por ejemplo, las 6:00). Luego, ajusta la fecha con tranquilidad. Este pequeño gesto puede evitarte una reparación costosa.

Conocer el funcionamiento del mecanismo de calendario no solo previene fallos, también fortalece el vínculo con tu reloj: sabes cómo vive y respira.

 

4. Mojarlo sin saber si es hermético

Muchos usuarios creen que todos los relojes mecánicos aguantan el agua. La realidad es que la resistencia al agua depende de la construcción del reloj y su sistema de sellado. Incluso un modelo con 5 ATM (50 metros) no está hecho para nadar o ducharse con él.

Antes de mojar tu reloj, revisa su nivel de resistencia (medido en ATM o metros). Y si hace años que no lo revisas, sus juntas pueden haber perdido efectividad. Marcas como Vostok Europe ofrecen modelos especializados en buceo, pero incluso estos deben someterse a controles periódicos.

Evitar la humedad es evitar la corrosión, el empañamiento del cristal y el deterioro del movimiento interno.

 

 

5. Exponerlo a golpes innecesarios

Aunque muchos relojes actuales tienen cierta resistencia al impacto, no están diseñados para absorber vibraciones intensas como las de un martillo, una caída fuerte o un deporte de contacto. Golpes fuertes pueden desajustar el volante o dañar el eje del rotor.

¿Qué hacer? Simple: antes de hacer ejercicio, bricolaje o cualquier actividad brusca, quítate el reloj. Y si tu estilo de vida requiere un reloj robusto, elige marcas como Luminox, fabricadas para resistir lo que un reloj tradicional no puede.

Un reloj puede ser compañero de aventuras, sí, pero debe ser el adecuado para cada tipo de aventura.

 

 

6. Descuidar su mantenimiento

Un reloj mecánico es como un coche clásico: necesita revisiones periódicas para seguir funcionando con precisión. Lubricación, limpieza ultrasónica, verificación del hermetismo y ajuste del calibre son tareas que deben realizarse cada 3-5 años, dependiendo del uso.

Ignorar este mantenimiento puede derivar en daños internos graves. Y aunque el reloj funcione aparentemente bien, puede estar sufriendo desgaste acelerado. En Iguana, podemos orientarte sobre los servicios oficiales recomendados por cada marca.

Invertir en mantenimiento es prolongar el alma de tu reloj. Y mantener su valor.

 

 

7. No limpiarlo nunca

Sudor, polvo, grasa… con el tiempo, todo eso se acumula entre los eslabones del brazalete, en la parte trasera de la caja, e incluso en la corona. Esta suciedad puede afectar el ajuste de la correa, deteriorar los materiales y provocar irritación en la piel.

Límpialo regularmente con un paño suave de microfibra. Si tiene brazalete metálico, puedes usar un cepillo de cerdas blandas y agua jabonosa tibia (nunca caliente). Asegúrate de que el reloj tenga al menos 5 ATM antes de mojarlo, y evita siempre productos abrasivos.

Un reloj limpio no solo luce impecable. También funciona mejor.

Cuídalo como se merece

Un reloj mecánico bien cuidado puede durar generaciones. No es cuestión de suerte, sino de mimo. Dedícale unos minutos cada semana… y te devolverá décadas de precisión y belleza.